dudaba si había llegado a esta última espera
de pie
o de puntas.
habíendome olvidado las alas en esa tardía cantina de mes de mayo
era lógico que se me olvidara mi proceder hasta la caída
cada vez que expié mis culpas en alguna curva mal pronunciada
o acantilado oloroso
desecho en nubes
tuve la sensación de que se me quedaban los pelos agobiados
de tanto salivar
otras veces corrí al encuentro de las puertas sus muros y sus salidas
como esa vez al costado del roce
cuando se me quemaron las canas
ennegrecidas de tanto llegar
tanta tanta humedad desperdiciada a galope
todo por no acordarme donde puse las piernas
ni las alas
y por verte despalada, erosionada de tanto llover en juventudes
y por apenas rozarte en busca del acantilado/cementerio de tantos tantos
dudaba si había llegado a la última espera
a pie o...
en todo caso, entre tantas llegadas no siempre bien recibidas, apenas
si importa como llegué
si ya me estoy despidiendo
en mi despiste habitual
debido a chocar tantas veces en las puertas con sus muros y sus salidas.
de pie
o de puntas.
habíendome olvidado las alas en esa tardía cantina de mes de mayo
era lógico que se me olvidara mi proceder hasta la caída
cada vez que expié mis culpas en alguna curva mal pronunciada
o acantilado oloroso
desecho en nubes
tuve la sensación de que se me quedaban los pelos agobiados
de tanto salivar
otras veces corrí al encuentro de las puertas sus muros y sus salidas
como esa vez al costado del roce
cuando se me quemaron las canas
ennegrecidas de tanto llegar
tanta tanta humedad desperdiciada a galope
todo por no acordarme donde puse las piernas
ni las alas
y por verte despalada, erosionada de tanto llover en juventudes
y por apenas rozarte en busca del acantilado/cementerio de tantos tantos
dudaba si había llegado a la última espera
a pie o...
en todo caso, entre tantas llegadas no siempre bien recibidas, apenas
si importa como llegué
si ya me estoy despidiendo
en mi despiste habitual
debido a chocar tantas veces en las puertas con sus muros y sus salidas.