martes, 1 de marzo de 2011

pornobarbie o como ser perfecto


cuando buscamos las formas perfectas, encontramos ese objeto asexual ridículo, metro meta proto casi, que aparece en cajitas coloridas con sus ropas planchaditas y su sonrisa parasiempre. con su tersa piel se dibujan fantasías que, a fuerza de la negación de cualquier relación con la lujuria, parecen inocentes a nuestro necesario autoengaño. cuando lo emparejamos, lo hacemos con el otro perfecto, cercenado también en su sexualidad, con las curvas pronunciadas y la delgadez bordeando el imposible, sin pezones, con el rubio cabello cubriendo sus hombros y, otra vez, la sonrisa eternizada.


cuando juntamos a los perfectos nos encontramos ante la disyuntiva misma de la perfección: por donde hijueputa sudan, secretan, apestan, se cruzan y gimen. ante la ausencia completa de profundidades y protuberancias, el juego de la mamita y el papito roza en el absurdo cuento de la cigüeña y de nuevo nuestro autoengaño nos lleva a creer en la inocencia.


los hacemos rozarse mutuamente, apretujarse, chocarse, nuestras manos sienten dolor, nuestro sudor nos cubre, la respiración se nos dispara y los perfectos, inamovibles, continúan castos.


la castidad es perfecta entonces, entre las curvas pronunciadas y los pectorales erguidos, cero erecciones y mojadas, el perfecto es el ser más asquerosamente puro, solo formas bien definidas, sonrisas ausente de cambios y una desnudez de plástico que niega la existencia de huecos y falos.


es de entender, entonces porque la frustración de las niñas aparece desde temprana edad: pronto, a penas se percatan de su sensaciones, se dan cuenta que les salen líquidos de todas partes, que tienen pezones y pelos, que las curvas no se pronuncian con facilidad, que sudan y hieden y buscan el roce, y cuando lo consiguen, entonces algo se levanta y ellas lo buscan y ellos se ponen tensos, erectos, y todo penetra en todos lados, y todo es secreciones y olores y ganas. todo es impuro no como en los perfectos.


entendible es también el sufrimiento de los niños, que ven a las niñas suspirar en el juego de la casita con esos seres perfectos y se ven a ellos mismos, duros y nerviosos, observando a la imperfecta niña que les despierta la mayor de las impurezas. se ven a ellos mismos sin los pectorales definidos y con esa cosa colgándole entre las piernas, que parecería tener vida propia. se ven imperfectos.


irónica realidad esta que nos venden: el milenio se define por la trivialización de los falos y las vaginas, su uso comercial y su grotesca exposición. sin embargo, la imposición de lo perfecto en nuestro transito de juegos inocentes son dos cosas asexuadas y ridículas de cabellos rubios, sonrisas eternas y ni un solo hueco o cosa que les cuelgue entre las piernas. ay la vida! entre los perfectos y nuestras ganas de coger todo el tiempo.

1 comentario:

  1. Leyendo me imagine a los 300 niños perfectos de un mundo perfecto practicando "sexo elemental" jajaja..

    ¿Que sería de nuestros niños sin los tabues corporales? baaa tengo un tema de ensayo.

    SALUUUUUUUUUUUU

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