viernes, 25 de mayo de 2012

a propósito de la triste postura de las iglesias en Nicaragua

hace ya tiempo que andaba perdido de estas páginas.... es uno de los peligros de la cotidianidad y la vida de clase media: trabajo, casa y aburrimiento. en fin, no vengo a quejarme por la leche derramada.

mi paisito tiene sus cosas, no me mal interpreten, pese a no sufrir de un patrioterismo ridículo, estoy muy orgulloso de ser nica, me reconozco en su historia y en su tránsito por el tiempo. pero tiene sus cosas, eso no hay quien lo dude.

y muchas de esas cosas que este país tiene son tristes, ridículas y mediocres. el derecho a la libre expresión de las personas no significa derecho libre a mancillar el honor de otros ni de faltar a sus derechos básicos. no existe... mejor dicho, no debería existir... ningún tipo de institución de ostente el derecho de definir las reglas morales para la existencia humana. tras muchos siglos de avance lo único correcto en el andar humano es que nuestra construcción es un hecho social y particular y no existen las "normalidades" en el desarrollo de las personas. menos aun el sexo o el amor o la conjunción de ambos.

un grupillo de iglesias evangélicas y católicas han optado por alzar su voz en contra del derecho de las personas a su libre determinación y la exigencia de que la constitución no reconozca esa existencia, pretendiendo maniatar la carta que sustenta el contrato social bajo el que se funda la nación, a prejuicios morales arcaicos y peligrosos, esgrimiendo para tal fin, incluso, acusaciones criminales sin justificación. su petición es de por sí una violación flagrante de esa constitución por dos vías: la negación de la igualdad entre las personas y la definición de nuestro estado como laico.

se ha convertido en un "gran debate", si es que eso se puede llamar así, la definición de familia en el código de familia que se discute en la asamblea, se están gastando recursos innecesarios en una definición innecesaria, cualquier grupo de personas que se una y comparta responsabilidades, afectos y compromisos se convierte en una familia, máxime en un país como el nuestro donde lo poco común en la familia padre-madre.

pero estas organizaciones se desgastan encargándose de demostrar que su estructura de creencias no reconoce al ser humano, no se reconocen a sí mismos por tanto, no guardan el mínimo respeto por la más renombrada de las creaciones de su dios y del libre albedrío que él nos brindó, esgrimen la hipocresía y la doble moral como armas de fe...flaco favor le hacen a una institución social que ha ido perdiendo su influencia por culpa de sus propios errores.

no existen argumentos sólidos que definan a la homosexualidad como un hecho contranatura, inmoral o criminal...la ciencia ha dado al traste con las argumentaciones respecto a su carácter "de enfermedad" o "infeccioso". sin embargo hemos sido testigos de lo cruel que puede llegar a ser la manipulación religiosa, nadie puede ya esconder los casos de pedofilia en las iglesias, ni el fanatismos criminal de ciertas sectas. eso no convierte a los creyentes, incluso a los cabecillas de estas iglesias, necesariamente en criminales, enfermos o inmorales, los que no han cometido actos criminales no se deben sentir inculpados, pero los devuelve al rango de lo humano, los excluye de la divinidad y los vuelve -nos vuelve- iguales en derechos a todos los creyentes, lo no creyentes, los heterosexuales y los homosexuales, y nos inhibe de la capacidad de juzgar.

por el lado de la legislación, gánense el salario honrando el contrato social y abandonen los moralismos a la hora de tomar decisiones que nos afectan a todos. por cierto, los evangélicos piden la cabeza de nuestro procurador de derechos humanos, entonces, bajo la regla de la igualdad, deberíase pedir la cabeza de todos los líderes eclesiásticos por los silencios guardados ante los crímenes de púlpito.

a modo de final... antes de Constantino, la cristiandad estaba penada y era perseguida, como analogía, eran los gays de la antigüedad... el pueblo que olvida su pasado está destinado a repetirlo... no lo olviden nunca.