jueves, 27 de enero de 2011

con lo del amor: 2da parte


lo que pasa es que nunca creí en eso de escribir sobre el amor, ni siquiera sé a ciencia cierta si creo o no en el amor. pero como todo lo humano responde a la histeria colectiva, las presiones respecto al tema continúan, sobre todo después de los últimos acontecimientos de los que no voy a comentar nada, porque no.


tanto en las mesas de tragos, como en las complicidades acompañadas, incluso en las soledades compartidas que justifican nuestras presencias en el facebook, el tema en cuestión se ve comentado hasta la saciedad, hasta el aburrimiento. esto claro, convierte en obligatorio para la generalidad en su conjunto la generación de comentarios, sobre todo una vez que se enteran, como en mi caso, de que ciertas cosas te ocurrieron en tiempo reciente.


si se ponen a pensar, es absurdo eso del amor, no el amor, sino las preguntas y respuestas que sobre él se maquinan. para comenzar, ¿alguién puede definirlo con un grado aceptable de credibilidad y sin caer en sentimentalismos o la experiencia? porque el problema de eso es que, o creemos que es lo mejor del mundo o que es lo peor. yo la verdad no sé.


ahora bien, en el caso de la soledad como estado, aquella que no resuelven las compañías casuales o acostumbradas, esa en la que de hecho se buscan más soledades, el problema del amor es que o se mitifica o se obvia con la misma naturalidad. peor aún es cuando ideológicamente comulgas con la verdad, ahí sí se enreda la cosa, porque vamos a estar claros que amor y verdad son antónimos.


yo no sé si le voy a la verdad o a la soledad o a las dos, por lo tanto volvemos al punto inicial, no sé nada del amor. sé mucho de desamores, de mariposas en el estómago y lágrimas y desesperaciones y salivas, lascivia y eyaculaciones, pero del amor nada.


la verdad sea dicha, como diría nuestro adorable perdedor que da nombre a tantas cosas, al menos en mi vida, al menos en esta cosa donde escribo: "odio el amor más de lo que amo el odio"


lunes, 24 de enero de 2011

una historia de amor


casi me siento obligado a escribir algo, cualquier cosa, lo que sea, solo porque se supone que para eso es que tengo a bukowski sufriendo los avatares del transporte urbano en una ciudad que no es la suya y en un tiempo que no es el suyo.

por otro lado, la obligación también viene porque un amigo reclamo el "tono" con el que escribo. él no quiso decir que escribo mierda, pero estoy seguro de que lo piensa, tampoco lo reclamé nada, es mi amigo, es su derecho decir lo que piensa, aunque eso implique el "mierda" como adjetivo, pero como dije no lo utilizó. muy diplomático de su parte. su reclamo implicaba no solo eso que el llamó "tono", sino la temática. sus palabras textuales fueron: -te haces el trascendental, pero nadie lee esas cosas, esta es la era de los coelho, de la autoayuda, de los libros de bolsillo, lo más inteligente que ha salido es harry potter. por qué no escribís sobre amor, seguramente vos tenés más de una historia.

me dejó pensando. rápidamente rechacé la autoayuda y a coelho, no no y no, eso es demasiada mierda (ahí es cuando mi amigo diría: -tienes como 80% menos posibilidades de que alguien te lea) y eso del amor... de verdad que me dejó pensando.

hoja y lápiz en mano (a veces todavía los utilizo) me dispuse a ver que de mis historias de amor valía la pena ventilar. ninguna. alguna vez todos nos hemos enamorado, todo tuvimos primer beso y debút, todo hemos sido engañados, dejados sin razón alguna, o con todas las razones. entonces que de nuevo puedo decir.

pensé que sería interesante contar la vez que esa chica que tanto me gusta y que nunca accedió a nada conmigo me besó sin razón aparente solo porque me quejaba mucho. en una mesa de tragos dejé caer la bomba como el momento cúlmine, la historia de la semana, el tema a discutir, esperaba mi regreso triunfante al alma de las mesas de tragos. lo ocurrido sorprendió: en 5 minutos y 42 segundos todos habían mencionado historias similares, el tema fue abandonado y mi sensación de vacío se multiplicó.

que mundito este, yo perdí una semana completa de mi vida pensando en como se hace para escribir de amor, no me emborraché ni fui el alma de la mesa de tragos, no logro escribir una mísera línea en cuanto a ese tema y para colmo de males sigo pensando en el beso desgraciado que para ella solo fue un juego.

mierda!!! mejor me quedo con mi pseudotrascendentalismo, que me va mejor. si nadie lo lee por lo menos ya sé dónde buscarlo. además mi amigo lo lee sino no pensaría que escribo solo mierdas.

viernes, 14 de enero de 2011

Un Chien Andalou (1929)


por aquí anda mi memoria (y una que otra ansia perdida) rondando por estos días de este año aún bebé llorón. entre las hormigas que pululan en mi boca y esa otra pérdida no alcanzada la madrugada posterior.

por eso les dejo a Buñuel hablar y mirar.

no me parece ni bien ni mal

yo creo que a veces nos contemplan
por delante por detrás por los costados
unos ojos rencorosos de gallina
más terribles que el agua podrida de las grutas
incestuosos como los ojos de la madre
que murió en el patíbulo
pegajosos como un coito
como la gelatina que tragan los buitres
Yo creo que he de morir
con las manos hundidas en el lodo de los caminos
Yo creo que si me naciese un hijo
se quedaría mirando eternamente
las bestias que copulan en los atardeceres.
Luis Buñuel